Enero partió con mucho calor,
incendios forestales, y claro también con trabajo y actividades, en Ecole, la
maquina no para, planificaciones, revisiones, cambios, mejoras, etc. Entre tanta cosa con los profesores del área
técnica nos dimos maña para dar una vuelta a tomar desayuno a la Vega, después
de esto un aperitivo por La Piojera y un almuerzo en el Matadero Franklin, muy
provechoso, puesto que aparte de mantener el contacto con estos lugares emblemáticos, y
relacionarnos con lo propio de nuestra
actividad, estas instancias sirven para unir al grupo, para relajar, para tener
un discurso único. Luego de estas salidas, el bichito les queda todos sembrado y las recaídas son más frecuentes
luego de revisitar estos lugares tan propios nuestros.
Esto tan valioso lo que tenemos
todos los que nos criamos acá en Chile, y digo nos criamos porque conozco a
muchos extranjeros que se sienten parte de nuestra cultura, este valor agregado
es parte de nuestra identidad, y para nosotros quienes nos dedicamos a
cocinar es fundamental, con mayor razón
para aquellos que hacemos de la enseñanza en este arte nuestra profesión, para
este grupo se vuelve una obligación conocer las preparaciones típicas de Chile,
saber cocinar muchas de ellas, conocer de su historia y saber transmitirlas.
Tenemos
que ser curiosos, pero sobretodo respetuosos, y trabajar para destacar estas
recetas, para que estas preparaciones no pierdan su esencia, sin observar el
gusto personal, sin egoísmos. Podemos hacer un ejercicio para saber si
realmente estamos preparados, haciéndonos preguntas simples como: ¿Dónde se
come el mejor arrollado huaso en mi ciudad?, ¿Cuál es el plato típico de Puerto
Montt?, ¿Porque e famoso Pomaire aparte de sus gredas?, ¿Dónde está la picada que tiene el mejor,
pipeño, chicha de manzana o cerveza artesanal en mi ciudad?, ¿Cuál era el plato que de
pequeños comíamos más seguido en casa?, ¿Qué ingredientes no faltan en mi
cocina y cuales son propios de Chile?, etc. Seguramente las respuestas serán
variadas y muchas, y no necesariamente coincidiremos en ellas, este ejercicio
tiene que ver con nuestra identidad, eso que valoramos, requerimos y reconocemos
como nuestro, independiente si lo preferimos o no, si nos gusta o no.
Volviendo a las blogueras existen
dos posibilidades, la primera enojarnos y decir que no tienen idea, que no saben de lo que están hablando,
que no tuvieron la fortuna de que alguien les explicara y las llevara por los
rincones que ofrecen placeres culinarios a chilenos y extranjeros, y decir que no
nos importa lo que digan están chiquillas. La otra opción es recoger el guante y decir que es posible
que no probaran lo mejor que hay en Chile,
que tuvieron mala suerte, ¿a quien no le
ha pasado en lugares muy pintorescos
y populares donde no debiese
fallar la comida a veces lamentablemente no están a la altura?. Ejemplos hay muchos, todos debemos tener una mala experiencia a
cuestas, pero esas malas experiencias son la excepción, no son lo que
corresponde al realidad, a lo que se come en diferentes lugares y rincones de
Chile, no corresponde a lo cocinaba mi abuela, mi mamá, la Olga, la abuela Tere,
la Milagros, La Sra. Susana, el tío
Humberto tantas y tantos expertos en
cocina chilena que he tenido la suerte de conocer.
Ahora, nuestra responsabilidad es
mejorar nosotros mismos y ayudar a que los demás mejoren, en todo aspecto,
desde el respeto por las materias primas,
por las recetas, por la tradición,
por la manipulación, la higiene, por, la forma en que nos referimos a
nuestra cocina y, principalmente por el
cariño con que se cocina, eso no lo debemos perder de vista nunca.
Para revisar:
Nota en TV de lo
bueno o malo de la comida Chilena.
Blog de Dani y
Jessica
Nota publicada en
el periódico Las Ultimas Noticias
Blog de extranjero
en relación a la comida chilena
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